Hace una semana que nos fuimos unos amigos a pasar el finde a Albufeira, ya que encontramos un "chollo" y no pudimos resistirnos a la tentación.
La mañana del sábado apuntaba muy bien ya que el Sol brillaba y hacía un frio aguantable, pero a medida que iba avanzando el día mi dolor de cabeza se acrecentaba y ni pastillas ni descanso en el hotel.... finalmente tuvo que convertirse en mi temida y diagnosticada "migraña".

Lo peor estaba por llegar, y es que no sabiamos que hacer, bueno yo estaba echa casi un trapo, y digo casi porque luego me encontré peor, pero Miguel bajó a recepción (algo nervioso) para preguntar por un médico y le indicaron cómo llegar (en coche, claro está) al centro de salud mas cercano.

Así lo hicimos, y con pocas fuerzas llegamos al escondido y oscuro centro de salud (era de noche y aquella zona no estaba nada iluminada y además en obras).

Al entrar lo primero que nos pidieron fué la tarjeta sanitaria, y tonta de mi, le di mi tarjeta sanitaria española, que es la única que conocía, y me dijeron que NO, y me enseñaron una fotocopia de la tarjeta que me solicitaban, y que al no disponer de ella pues tenia que abonar 60 Euros.




El dinero en ese momento me importaba poquisimo, yo solo quería que me pincharan y descansar para que todo pasase, así que lo peor no fué dar los euros, sino que cuando me nombraron, el de seguridad hizo el alto a Miguel, indicándole que sólo podía entrar la persona enferma (ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, es lo peor que podian haberme hecho).

Entré a un despacho diminuto donde el señor que me atendió me preguntó (en portugués, claro está) y yo le respondí que no le entendía ( empezamos mal), y me comenzó a soltar una parrafada de las veces que el venía a España, y que todo el mundo (según el) no le contestaban porque alegaban no entenderle. La verdad que a mi en ese momento me importaba bastante poco, ya que mi cabeza iba a explotar  de un momento a otro, así que le hice un gesto de dolor, y me tomó la temperatura por el oido, y me envió nuevamente hacia la sala de espera hasta que me llamaron (rapidamente, eso si) para consulta con el médico (supuse, porque iba con una bata blanca).

El médico otra vez me preguntó lo mismo que el anterior y yo con pocas fuerzas y super cortada por no hablar portugués me intenté defender (¡¡que alegría da tener manos para comunicarte con gestos!!), y lo unico que le entendí fué pinchazo y oxigeno.

Así que salí del despacho y fui por un pasillo (que se me hizo eterno, todo hay que decirlo) hasta encontrar a una enfermera (creo, porque llevaba una sudadera marrón) y le enseñé el papel que me dieron al principio en ventanilla y me señaló a una habitación llena de camillas donde solo había una señora delirando y con una sonda puesta (madre mia, donde me habian metido).

Luego entró (menos mal) y me pinchó algo para el dolor y los vómitos, y luego me puso una mascarilla con oxígeno (lo peor que pudo hacer en esa noche), y comencé a marearme cada vez más (aaahhhhhh), me quité la mascarilla y vi al "supuesto" médico de antes, y le dije que me estaba mareando y me apagó el oxígeno e hizo que me tumbara.

Pero yo no podía más y le dije que por favor me pinchara un relajante muscular para poder descansar (pues estaba cada vez mas nerviosa), y así lo hicieron, entró otra enfermera, la cual era andaluza, y después de pincharme y darme el cubo de la basura para terminar de vomitar (perdonad por ser tan explícita), comenzó a darme una charla sobre las migrañas.

Luego llegamos al hotel y me dormi hasta la mañana siguiente, pero seguía mal, y comencé a empeorar, y máxime cuando sabía que teníamos que regresar en coche para casa. Así que tiritando me metí como pude en el coche, y el regreso fue uno de los peores de mi vida, y creo que mis acompañantes tampoco lo pasaron muy bien que digamos,

Por supuesto acabé en el centro de salud de mi barrio y allí me pincharon nuevamente, y me fui recuperando casi como de costumbre, y digo casi, porque esta vez estaba mas débil que las anteriores.

Con toda esta parrafada que he soltado quiero llegar a tres cosas:

- Que debemos tener la Tarjeta Sanitaria Europea (válida por un año) cuando vayamos a viajar, para evitarnos el mal trago y el corte en el momento de la ventanilla del centro de salud.

- Que nunca debemos precipitarnos al criticar el servicio que nos ofrece nuestra Seguridad Social española, sin previamente conocer otra para poder comparar.

- Y lo más importante para mi, que NUNCA solteis una parrafada a alguien que en ese preciso momento está padeciendo Migrañas, Mareos y Nauseas, porque sinceramente esa persona lo último que quiere es escuchar a nadie, sólo quiere tumbarse quietecita y a oscuras.